Hace once semanas que retornaba a casa una de las leyendas de la época moderna del club, el portero del mejor Barça de la historia estaba de nuevo con nosotros. Por supuesto, estamos hablando del mítico Víctor Valdés Arribas. Esta vez, regresaría a Can Barça iniciando su andadura en los banquillos, a cargo del Juvenil. Era una decisión arriesgada, desde el punto de vista del presidente, pues Víctor no se fue de la mejor manera cuando concluyó su etapa como futbolista. Aún así, Bartomeu, en un afán de colmar el fútbol formativo de emblemas de antaño, decidió traerlo.

Desde sus inicios como futbolista, Valdés ya tuvo problemas con el entrenador, pues su fuerte carácter chocaba en más de una ocasión con técnicos y jugadores. Como ejemplo destacado, podemos mencionar aquel enfrentamiento en sus inicios con el primer equipo, con Louis Van Gaal, entrenador que por aquella época, ocupaba el banquillo del Camp Nou. Después de debutar con el primer equipo, el holandés decidió bajar a Víctor de nuevo al filial, algo que al portero le sentó tan mal, que se negó a defender de nuevo la portería del Barça B. Una de tantas actitudes arrogantes que mostraba el cancerbero culé, ya por aquel entonces.

El periplo como entrenador del de Hospitalet ha durado menos de tres meses, después de que acabara con la paciencia de la cúpula directiva. Varios motivos han desencadenado su cese como dirigente del Juvenil, entre los cuales podemos destacar los siguientes: negarse a utilizar el sistema táctico por antonomasia después de su implantación por parte del mítico Johan, el 4-3-3; recriminar al club que no le dejen jugar en el recién estrenado Estadi Johan Cruyff; mostrar su desacuerdo a realizar las ruedas de prensa post partido sin tener una silla donde sentarse; o negarse a que suban jugadores al filial desde el equipo a su cargo. Estas son algunas de las causas que han terminado con la paciencia del presidente,y por si esto fuera poco, casi llega a las manos en una fuerte discusión con Patrick Kluivert.

Personalmente, Víctor me ha decepcionado. Parece mentira que se haya criado en La Masia y que haya mamado los valores que en ella se transmiten, de los cuales resaltan: la humildad, el sacrificio, el esfuerzo, la dedicación, la profesionalidad o el respeto. Por mucha leyenda que haya sido, que lo fue sin duda, y eso nadie se lo va a quitar, no deja de ser un empleado más del club. Debe, por tanto, acatar las órdenes que le transmiten los altos cargos. La prepotencia, las actitudes chulescas, o faltas de respeto y de educación, aquí en Can Barça, no se le consiente a nadie. Por mucha huella que haya dejado dentro de nuestro club.

Omar Corujo @omar_unetenet

Colaborador

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